martes, 30 de julio de 2013

Reflexiona...

Recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando alguien te elogia, cuando te ves aprobado, aceptado, aplaudido… y compáralo con el sentimiento que brota en tu interior cuando contemplas la salida o puesta del sol, o la naturaleza en general, o cuando lees un libro o ves una película que te gustan de verdad.
                Trata de revivir este último sentimiento y compáralo con el primero, el producido por el hecho de ser elogiado. Comprende que este primer tipo de sentimiento proviene de tu propia ‘glorificación’ y ‘promoción’ y es un sentimiento mundano, superficial, surgido y alimentado por el ego, mientras que el segundo proviene de tu propia realización y es un sentimiento anímico, surgido del corazón.

                Veamos otro ejemplo de contraste: recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando obtienes algún éxito, cuando consigues algo que anhelabas, cuando llegas “arriba”, cuando vences en alguna partida o juego, en una apuesta o en una discusión. Y compáralo con el sentimiento que te invade cuando disfrutas realmente con tu trabajo, cuando de verdad te absorbe por completo la tarea que desempeñas. Y observa, una vez más, la diferencia cualitativa que existe entre ese sentimiento mundano y el sentimiento anímico.
               
                Y todavía otro contraste más: recuerda lo que sentías cuando tenías poder, cuando tu eras el jefe y la gente te respetaba y acataba tus órdenes, o cuando eras una persona popular y admirada. Y compara ese sentimiento mundano con el sentimiento de intimidad y compañerismo que has experimentado cuando has disfrutado a tope de la compañía de un amigo/a, o de un grupo de amigos con los que te has reído y divertido de verdad.

                Una vez hecho lo anterior, trata de comprender la verdadera naturaleza de los sentimientos mundanos, es decir, los sentimientos de autobombo y vanagloria, que no son naturales, sino que han sido inventados por tu sociedad y tu cultura para hacer que seas productivo y así poder controlarte. Incluso surgen diversas terapias de llamado crecimiento personal que dictan pautas de conducta al respecto. Dichos sentimientos no proporcionan el sustento y la felicidad que se producen cuando contemplas la naturaleza o disfrutas de la compañía de un amigo o de tu propio trabajo, sino que han sido ideados para producir y alimentar ilusiones vanas, emociones efímeras … y vacías.

                Trata luego de verte a ti mismo en el transcurso de un día o de una semana y piensa cuántas de las acciones que has realizado y de las actividades en que te has ocupado han estado libres del deseo de sentir esas emociones e ilusiones que únicamente producen vacío, del deseo de obtener la atención y la aprobación de los demás, la fama, la popularidad, el éxito o el poder.

                Fíjate ahora en las personas que te rodean. ¿Hay entre ellas alguna que no se interese por esos sentimientos superficiales?... ¿Hay una sola que no esté dominada por dichos sentimientos, que no los ansíe, y que no emplee, consciente o inconscientemente, cada minuto de su vida en buscarlos?

                Cuando consigas ver esto, comprenderás cómo la gente trata de ganar el mundo y cómo, al hacerlo, pierde de alguna forma su vida. Y es que viven unas vidas vacías, monótonas, sin alma ni corazón…

                Propongo a tu reflexión la siguiente parábola de la vida: un autobús cargado de turistas atraviesa una hermosísima región llena de lagos, montañas, ríos y praderas. Pero las cortinas del autobús están echadas, y los turistas, que no tienen la menor idea de lo que hay al otro lado de las ventanillas, se pasan el viaje discutiendo sobre quien debe ocupar el mejor asiento del autobús, a quién hay que aplaudir, quién es más digno de admiración y consideración… y así siguen hasta el final del viaje.

                ¿Y tu?... ¿Quieres viajar también en este autobús, o deseas bajarte cuanto antes de él y tomar otro con las ventanillas bien abiertas?...


miércoles, 24 de julio de 2013

El sexo y la espiritualidad

El impulso sexual es muy poderoso. Desde un punto de vista general, es el que permite la perpetuación de la especie. Podría considerarse la mayor artimaña de la naturaleza. Si no existiese el impulso sexual y si se nos plantease, en términos racionales, efectuar lo que el impulso sexual nos lleva a realizar instintivamente, la mayoría no lo haría. Sin el deseo, sin el impulso sexual ¿se querría realmente traer niños al mundo, alimentarlos, educarlos...? ¡Habría que ser demasiado altruista para hacer esto por motivos puramente racionales!


También el sexo puede tener un efecto muy destructivo. Puede ser fuente de intensas ataduras y sentimientos de posesividad, de celos, de odios y de desesperación. Puede abrumar a las personas hasta tal punto que les resulta imposible seguir una vida espiritual, o pensar siquiera en términos del desarrollo superior del ser humano.

La gente no es consciente de cuán poderosa es esta fuerza. Se experimenta su poder cuando uno intenta oponerse a ella. Lo habitual es dar rienda suelta a las conductas sexuales; entonces no llega a experimentarse su fuerza - excepto cuando surgen obstáculos presentando cierta forma de oposición familiar o algo así-.

Según los principios budistas se puede estar Iluminado y, a la vez, disfrutar de los alimentos sin que esto suponga un deseo neurótico. Pero dudo que este principio pueda extenderse a la experiencia sexual. Los budistas pueden reconocer que, incluso estando iluminados, se necesita comer; pero no que un iluminado necesite implicarse en una relación sexual ni procrear.

Además, debemos recordar que la apetencia sexual siempre implica a otra persona. Cuando se establece una relación personal, emocional o física, con otra persona en el contexto de una relación sexual, habitualmente se producen todo tipo de proyecciones psicológicas que, a veces, desembocan en situaciones muy complicadas e incluso negativas - cosa que no ocurre, pongamos por caso, con la comida o con el sueño-. Incluso la llamada "sana apetencia" por el sexo, si satisface conduce rápidamente al apego; y éste al surgimiento de sentimientos de posesividad intensos, de celos, de odio. Se podría argumentar que quizás para algunos sea posible disfrutar del sexo sin caer en ese tipo de actitudes; pero aún así es muy probable que en la mente de la persona hubiera una carencia de emoción positiva y que estuvieran presentes estados mentales torpes, no tanto de deseo neurótico como de explotación e indiferencia.

El tercer precepto es una forma importante de la disciplina ética. Me he dado cuenta de que la mayoría de los jóvenes occidentales no aceptan bien la idea de la disciplina, lo cual dificultaba comunicar la importancia del precepto en términos disciplinarios.

Así pues, a lo que me refería por medio de esta formulación tántrica era a que la energía sexual es un paradigma de la energía en general. No creo que se trate de una energía sexual específica, especial e independiente. El organismo psicofísico es, en sí mismo, una expresión de energía, y la actividad sexual es sencillamente una de las formas en que se manifiesta. Es obvia la importancia de no dilapidar la energía; por tanto, si se sostiene que la energía sexual es una forma de energía, obviamente concluiremos que ésta no debe ser derrochada.

Parece haber una confusión aquí entre sucumbir y trascender el ego. El ego se pierde en el sueño profundo; tampoco se es consciente en otras muchas situaciones; no porque se haya sido trascendido el ego sino porque, temporalmente, se ha regresado a un estado inferior de ego o de consciencia.

Y lo de "unión" es un disparate... ¡A menudo la gente que experimenta este tipo de unión durante el orgasmo cinco minutos después está discutiendo y peleándose!... ¿Dónde está la unión? ¿qué se ha conseguido? Si se lograse una verdadera unión en un sentido espiritual - y no en la línea de mutua enajenación - las actitudes hacia la otra persona podrían transformase totalmente... Las personas se volverían positivas afectuosas, cuidadosas... Cosa que raramente ocurre en la mayoría de las relaciones de pareja.

Me pregunto si la gente consigue alcanzar satisfacción emocional y plenitud con del sexo. El sexo proporciona algo de satisfacción y plenitud, pero con un período de vida muy efímero.

La satisfacción emocional y la plenitud son algo muy importante. Desde una perspectiva filosófica, el budismo considera que las dificultades humanas se producen al buscar la absoluta felicidad en algo que es incapaz de proporcionar absoluta felicidad. Busca la permanencia en algo que es incapaz de proporcionarle permanencia; busca lo real entre lo irreal. No hay cosa finita que pueda proporcionar infinita e ilimitada satisfacción y plenitud -emocional o de otro tipo-; y eso es lo que, con frecuencia, suele buscarse en el sexo. El sexo puede proporcionar a la gente una cierta dosis de satisfacción y de plenitud; pero no puede proporcionarle satisfacción y plenitud al nivel de sus expectativas o esperanzas.

La amistad y el enamoramiento sexual son dos cosas muy diferentes. La pasión sexual puede surgir y alcanzar su consumación física muy, muy de prisa. La amistad, en cambio, es como una planta cuyo crecimiento es mucho más lento: necesita bastante más tiempo para desarrollarse. Se llega a ser amigo de otros cuando realmente se les llega a conocer; cuando se desarrolla confianza hacia ellos; cuando se llega a sentir que realmente ellos nos conocen y nos comprenden. Y todo eso es completamente distinto al proceso del enamoramiento sexual.

Al decaer la pasión puede que, sí las dos personas son bastante sanas y tienen cosas en común -incluido el deseo de formar una familia, o ciertos ideales religiosos y espirituales-, podrían desarrollar, a la larga, una amistad, especialmente al envejecer. Pese a ello, una relación sexual es algo muy distinto a la amistad. Si alguien me dice que su esposa es su mejor amiga, que su novia es su mejor amiga, que su novio es su mejor amigo, o que su esposo es su mejor amigo; no puedo evitar sentir que se está empleando el término "amistad" de una forma muy distinta a como yo lo hago. Y no es que estén equivocados; Simplemente se usa el término bajo conceptos de comprensión diferentes, que pueden, eso si, llevar a confusión y conflictos.

Enamorarse supone proyectarse psicológicamente, o ver en la otra persona cualidades y aspectos que son en realidad cualidades y aspectos de uno mismo, pero de los que no somos conscientes. Eso supone no estar viendo a la persona como realmente es. En cierto modo, no se le trata como a un ser humano, sino como si fuera un objeto o una cosa. Quizás ambas personas se traten mutuamente de ese modo y, puede ser que así estén satisfaciendo ciertos apetitos; pero no están, en modo alguno, desarrollándose como seres humanos y, menos todavía, desarrollándose espiritualmente.

A través de los años he ido llegando a la conclusión de que la razón por la que las relaciones sexuales a menudo son tan complicadas, y a veces hasta desastrosas, es porque la gente las magnifica demasiado. Se tiende a construir toda una vida sobre ellas, sin que se dé lugar a que existan otras relaciones interpersonales serias... Ni con los padres, ni siquiera con amigos.




lunes, 22 de julio de 2013

La fortaleza interior

Muchas veces nos aferramos a nuestra manera de ser, de ver, percibir e interpretar las cosas, que ello ha conformado nuestra ilusoria identidad, con la que nos presentamos ante los demás y ante las circunstancias de la vida...

Y nos aferramos tanto a esta identidad, que acabamos creyéndonos de verdad esa proyección mental. Así, solemos construir una verdadera muralla, una fortaleza interior que separa lo que nosotros creemos que somos, del mundo fenoménico exterior, de todos los demás...

Pero cuando ocurren desastres emocionales en nuestra vida, queremos refugiarnos rápidamente en algún lugar de nuestro interior...

Y entonces nos cuesta encontrar siquiera una puerta por la que acceder a ese interior de la fortaleza que hemos construido. Y si encontramos la puerta, vemos que está cerrada a cal y canto y no tenemos llave. Nos cuesta mucho acceder a nuestro propio interior, incluso si tenemos que derribar esas puertas o murallas...

Y todo para darnos cuenta, si logramos acceder al interior, de que una vez dentro, las murallas desaparecen; Que "dentro", hay mucho más espacio ilimitado que fuera... que ninguna muralla nos separa en realidad de lo exterior... porque nuestro interior y el mundo fenoménico exterior (Kong) son en realidad la misma cosa, a la que la mente ha puesto etiquetas y barreras.

Hay que intentar, por lo tanto, situarse en el centro de nosotros mismos. En ese lugar donde la mente y el corazón actúan al unísono, produciendo amor y actuando con compasión frente a los demás.

Un espacio donde no hay que dejar entrar a nadie, porque no hay ningún sitio donde entrar, sino que nuestro ser es completo y no hay ni dentro ni fuera.

Dejemos pues de considerarnos más listos, guapos altos, tontos, feos, ricos, poderosos o pobres que los demás...

Si quieres comprobar la importancia que tiene eso, acércate a tu interior...

jueves, 18 de julio de 2013

Espiritualidad...

La espiritualidad no consiste en raparse la cabeza y envolverse en túnicas...
Ni tener hermosas figuras de un Buda o cualquier otra representación de alguna deidad...
Ni leer cientos de libros y acumular información y datos sobre filosofías y creencias...
Tampoco lo es, acudir a una mezquita, un templo o una iglesia a rezar...
y olvidarse de lo rezado al salir a la calle...

La espiritualidad es saber contemplar la naturaleza y vivir en armonía con ella...
Ayudar a todo aquél que lo necesite...
Hacer de todos tus actos cotidianos, un acto de fe...
Ser coherente en tus acciones frente a los demás y ante tí mismo...
y que esas acciones sean coherentes con tus pensamientos...

La espiritualidad consiste en poner corazón en todo lo que haces...
en ser consciente de que tus actos tienen siempre una repercusión en todo...
Consiste en llevar tu 'templo' siempre contigo, en tu interior...
en ser indulgente y compasivo con todos los demás y contigo mismo...
en dar, más que recibir, sin pedir nada a cambio...

La espiritualidad se puede descubrir en una simple mirada, en una dulce sonrisa...
en el juego de un perro y el ronroneo de un gato...
en la brisa entre los árboles...
en el murmullo del agua de un pequeño arroyo...
o en la simple belleza de una flor...

La espiritualidad está en todas las cosas,
pero está sobretodo, en los ojos del que sabe mirar.
Porque la espiritualidad impregna el ser que se entrega a los demás...

"La fragancia siempre permanece en la mano,
de quien entrega la rosa".

sábado, 13 de julio de 2013

Todos esperamos...

Todos estamos constantemente esperando cosas de la vida, de los demás, de uno mismo...
esperamos que nuestros hijos crezcan bien, que sean tal o cual cosa, que tengamos suerte, que seamos felices; esperamos que tal o cual cosa salga bien, esperamos que no llueva o que llueva; Esperamos resultados de nuestro trabajo, de nuestras relaciones...

Negamos que estemos esperando respuestas de alguien, solo porque no hemos hecho la pregunta. Pero aún así, en el fondo seguimos esperando respuestas...

Y esperamos que alguien nos haga las preguntas para poder responder, y mientras tanto, guardamos nuestras emociones, nuestros sentimientos en el polvoriento armario de nuestra inconsciencia.

Esa espera consciente o inconsciente, nos hace perdernos muchas cosas del ahora, del momento presente. Quizás esa espera, en muchos, sea un estado de inamovilidad, que no les conduce a nada, salvo a la frustración, porque lo que esperábamos, no se produce o no se realiza.

Así va pasando la vida, a lomos de la experiencia del momento presente, mientras muchos miran al futuro o se quedan anclados al pasado...

jueves, 11 de julio de 2013

Escucha...

¡Escucha!.... oye el dulce canto del pájaro,... el viento entre los árboles, el murmullo del fluír del río...
...Mira un árbol, una hoja que cae o la belleza de una flor, una cualquiera...
...Observa un insecto volar, el revoloteo de una mariposa,... como si fuera la primera vez que lo ves...
... Camina descalzo por la tierra fresca, siente su energía latir en cada grano de arena...

... y deja que la brisa desenrede tus cabellos y te acaricie el rostro.... que los cálidos rayos de sol te envuelvan, ...o que la lluvia te empape hasta el éxtasis...

...Puede que de pronto, despiertes y entres en contacto íntimo con la realidad, con ese paraíso del que nos ha arrojado nuestro ilusorio saber...

... Observa cómo te has alejado de tu interior, de la naturaleza verdadera de las cosas, de tu propia esencia... de tu capacidad para descubrir, para ilusionarte, para sentirte vivo de verdad...

... Observa y siente a tu alrededor... dentro y fuera es lo mismo, no hay diferencia.

... y sobretodo, detente a vivir...

Pedro

Reflexiones de hoy...


Eliminando el sentimiento de la importancia de nuestro ego,
sólo perdemos un parásito que ha infectado nuestro espíritu durante mucho tiempo.
Lo que se gana se llama libertad, apertura de espíritu, espontaneidad,
simplicidad y altruísmo, todas ellas cualidades inherentes a la felicidad...
Matthieu Ricard


La humildad no consiste en considerarse inferior,
sino en estar libre de la importancia de uno mismo.
Es un estado de simplicidad natural que está en armonía
con nuestra verdadera naturaleza y permite disfrutar
de la frescura del instante presente.
La humildad es una manera de ser, no de parecer.

miércoles, 10 de julio de 2013

Reflexión...


Incluso cuando recibimos buenos consejos,
es fácil ignorarlos o interpretarlos al revés.
Nuestras limitaciones son numerosas:
debemos atravesar muchos estratos
de miedo y de apego, afrontar nuestras propias ilusiones
y nuestro sentimiento de inferioridad.
Ellos forman parte de la práctica de cada uno y,
cuanto más sabios y capaces nos creamos,
más lenta será nuestra ascención y más dura nuestra caída.
Jack Kornfield