viernes, 16 de octubre de 2015

Hace unas semanas que vengo buscando algo que quisiera comprar  para hacer un regalo a una buena amiga, que se le estaba acabando. Lo busqué en todo tipo de establecimientos, grandes almacenes y pequeñas tiendas de barrio. En casi todos los sitios me decían que no tenían, o que, en el mejor de los casos, se les había acabado.
Probé en Internet, pero lo único que encontré, fue a mucha gente que trataba de venderlo, de alquilarlo, pero en realidad, eran un fraude. Estaban tan ocupados en venderlo que se les había escapado de las manos. Otros muchos lo perdían sin apenas darse cuenta en hacer cosas inútiles, sin sentidos. Hablé con psicólogos, tratando de comprender el porqué ocurría esto. Pero también ellos vendían y cobraban algo que no tenían para sí mismos. A los niños se lo robaban sin escrúpulos los mayores. Los filósofos lo perdían explicando lo que era; las prostitutas le ponían precio y los sacerdotes y clérigos te prometían todo lo que quisieras, siempre y cuando, eso si, que creyeras en ello y, que dejaras esta vida…
Algunos ni lo tenían para escucharme, otros decían tenerlo todo ocupado, por lo que tampoco lo tenían en realidad.
Puse un anuncio buscando horas de 90 minutos, días de 28 horas, y semanas de 12 días… alguien me llamó para regalarme una camisa blanca, de extrañas mangas muy largas…
Finalmente me di cuenta de que en realidad ni podía comprarlo, ni alquilarlo ni cederlo. Solo podía compartirlo. Eso haría con mi amiga, compartir mi tiempo con ella. Y me dí cuenta de que en el fondo, yo sí que tenía tiempo, y mucho. En realidad era muy rico, inmensamente millonario. Y es que, queridos amigos, tener tiempo para hacer cosas, compartir con los amigos o simplemente no hacer nada, es lo único que podemos tener. Es lo único que podemos decidir cómo gastarlo, aunque también podemos perderlo absurdamente en cosas sin sentido. Tener tiempo, nos hace verdaderamente ricos…
El tiempo, queridos amigos, es un espacio indefinible al que le hemos puesto vallas y puertas por las que entramos y salimos en nuestras vidas y sus circunstancias. Y eso sucede también en este espacio que, a pesar de durar solo una hora, a muchos les parecerá poco y a otros, quizá demasiado largo. ¿Cuál es, entonces la duración real de una hora de programa?... curioso, ¿verdad?


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