lunes, 4 de marzo de 2013

Los ciclos de la vida

Cuando aceptamos los ciclos naturales de la vida, acabamos descubriendo que cada etapa lleva en ella una dimensión espiritual.
Que cada etapa aporta su parte de experiencia y de sabiduría.

El adolescente, con sus sentido de la rebelión y la independencia, tiene la determinación de encontrar la verdad por sí mismo, sin dejar que prevalezca la palabra o el consejo de nadie, sobre su propia experiencia.

La vida adulta aporta naturalmente su parte de apertura y de tareas espirituales. Un descubrimiento de "todo lo que hay detrás de las cosas". Nos volvemos más responsables y más solícitos con nuestra familia, nuestra colectividad y el mundo en que vivimos.

Con la madurez, nos volvemos espontáneamente más contemplativos. Nos sentimos interiormente impulsados a buscar períodos  de reflexión, a tener perspectiva, a permanecer en armonía con nuestro corazón.

Siempre es necesario saber reconocer cuando se acaba una etapa de la vida. Si insistes en aferrarte y permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto de las cosas.

Cerrando ciclos, cerrando puertas o cerrando capítulos, como quieras denominarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos el porqué. Lo que sucedió, sucedió y hay que soltar, hay que desprenderse. No puedes vivir en el pasado ni sufrir por lo que ocurrió en él.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

Los hechos pasan y hay que dejarlos ir. por eso a veces es tan importante destruir recuerdos que nos atan al pasado, regalar presentes, cambiar de casa, documentos por tirar, libros por regalar o vender. Los cambios externos suelen simbolizar procesos internos de superación.

Déjalos ir, despréndete de ellos, de todo, suéltate...

Piensa, reflexiona en lo que estás haciendo ahora mismo aquí, leyendo esto, en este preciso instante y lugar... en la intimidad contigo mismo...

Es el único lugar que existe, el único momento en que puedes respirar... en el aquí y ahora.

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