miércoles, 2 de octubre de 2013

Reflexiones...

En alguna ocasión me he encontrado con personas que, perdidas en sus creencias religiosas y su fe, se han acercado al budismo, buscando respuestas. Pero lo han hecho bajo el prisma de la manera de comprender las cosas que les venía del cristianismo, y así, hacían una interpretación errónea de las enseñanzas budistas. No fueron capaces de deshacerse de esa manera de interpretar las cosas y así, no había forma de hacerles comprender el sentido de lo que querían aprender. Su modelo hermético de pensamiento no les permitía ver con ojos nuevos lo que tenían delante y así seguían inmersos en esa frustración de la búsqueda inútil. Abandonaban buscando cualquier excusa, o bien seguían una práctica sesgada y errónea que no produce obviamente resultados positivos. Eso, a su vez conduce a una interpretación personalizada y ‘a la carta’ de las enseñanzas filosóficas no herméticas ni dogmáticas (estas son más simples de asumir), y así nacen corrientes de religiones que acaban siendo sectarias. Son segmentos o escisiones de formas o sistemas religiosos que podrían ser perfectamente útiles, pero a los que hemos desposeído de su valor intrínseco, de lo verdaderamente importante: su contenido de fondo.

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