REFLEXIONES DE LA RANA 2
Os dejo aquí el prólogo de este nuevo ensayo literario -sin pretensiones egocéntricas, pero al fin y al cabo son expresiones basadas en nuestra literatura española...- que espero os haga reflexionar también sobre vuestro propio camino, sea cual sea éste.
Próximamente iré subiendo y compartiendo con todos vosotros los sucesivos capítulos...
Es raro el día en que desde mi mente inquieta no surjan
pensamientos y reflexiones acerca de todo lo que mis sentidos perciben a lo
largo del día. No sé si queriendo o no, me he convertido en una especie de
observador de todo lo que acontece a mí alrededor. De todo lo que ocurre también
en mi interior, ese vasto océano vacío de mi mente y corazón.
Primero, recuerdo que todo trataba de analizarlo desde una
mente pragmática, que desea con avidez encontrar las respuestas posibles a
tanto caos y así poder, cuanto menos, comprender mejor el devenir de la vida.
Pero ese deseo ha ido dejando paso a una reflexión y observación más profunda,
donde la dualidad está comenzando a desdibujarse, sin juzgar, sin clasificar
nada. Esto me ha ido enseñando lo importante que es la adaptabilidad, la
capacidad de comprender lo que sucede y la realidad de la que emerge todo y es la
causa de todo.
He llegado a comprender con meridiana claridad los conceptos
profundos de la idea de la ley de causa y efecto y de cómo ello influye en
nuestras vidas y prácticamente las dirige, seamos conscientes o no de este
hecho. Veo a mucha gente, demasiada por desgracia, que sigue en una especie de
sueño; En un limbo en el que no comprenden y por lo tanto no asimilan la
realidad de la vida. No asimilan los efectos que las acciones, producidas por
ellos mismos, tienen luego en sus vidas. A eso llamamos ignorancia en el camino
budista que hace años recorro.
Y se crea la frustración, ese extraño sabor amargo que te
deja en ocasiones la sensación de no saber qué hacer con tu vida. O sentir que
algo no va bien… y de pronto, descubrimos que no somos felices ni sabemos cómo
serlo de verdad. Pero lo peor no es no saberlo, sino que tengas a alguien que
te puede guiar y no seas capaz de verlo. Que sientas lo que debes hacer y no lo
hagas, siguiendo con los hábitos negativos que te están llevando a la desdicha,
o cuanto menos, la alimentan… Una sensación que te paraliza, te deja inmóvil en
pensamiento y acción… para que seas pasto de la voraz sociedad de consumo
inútil y a todas luces superfluo e innecesario, que solo satisface al ego.
Qué triste; No sé qué pensar…Estamos perdiendo la capacidad
de entender y valorar lo verdaderamente importante en la vida.
Y así voy observando a mí alrededor, preguntándome muchas
veces qué puedo hacer yo para ayudar en algo, si es que es posible. Porque
pienso muchas veces que es como pretender vaciar un río con un vaso. Sé que
debo trabajar primero en mí mismo, en conseguir un equilibrio interior, desde
el que luego pueda ayudar a los demás. Pero ni siquiera eso es fácil de
conseguir cuando te ves rodeado de tanta incoherencia que, de una manera u otra
acaba afectándote. Muchas veces me he sentado, vacío, casi exhausto
emocionalmente, viendo todo este proceso de infelicidad que estamos produciendo
y alimentando continuamente. Vacío, sin saber qué hacer. Triste, casi
impotente, con la mirada a veces perdida en el horizonte lejano de la
esperanza… mientras veo caer la lluvia sobre el cristal…
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