martes, 6 de agosto de 2013

Contaminación de la mente

Observo con cierta perplejidad, el comportamiento de un conductor que está justo detrás de mi vehículo, tocando el claxon y haciendo gestos con las manos mientras por la boca le salen una sarta de palabrotes que no voy a reproducir aqui...

Mantengo la calma, entre otras cosas porque no puedo hacer nada para remediar la situación, ya que yo mismo me encuentro atascado en esta situación de tráfico veraniego del puerto...

El tipo del coche de atrás, un enorme y lujoso todo-terreno, sigue en su actitud e insiste en querer pasar por un espacio por el que no pasaría ni una moto. Le incido que no es posible y que tenga calma... pero nada, sigue...

Llega hasta el punto de empujar mi coche por detrás... 

Respiro hondo para no bajarme de mi coche y dejar salir al "Dragón" que está creciendo en mi interior... Finalmente bajo, miro si ha hecho algún daño en la carrocería y le señalo, sin decir una palabra, pero dándole a entender que no es una actitud correcta...

Finalmente y por suerte para todos, el atasco se disuelve y la circulación se normaliza. El tipo del coche de atrás, me pasa chirriando ruedas, para, unos metros más adelante, aparcar -eso si, de mala manera- delante de un bar de copas, donde desapareció sin más...

Todo ese enfado y jaleo para eso...???

Situaciones similares las estoy observando por desgracia cada día, en muchos ámbitos de la vida. La gente parece estar desquiciada, frenética y absolutamente carente de escrúpulos y respeto. "Todo vale" y "Yo primero", son los pensamientos que suelen estar anidando en las mentes y corazones de tanta gente, que esta sociedad, francamente me da cierto pavor...

Sobretodo si pienso en el futuro que les espera a las generaciones venideras, que tendrán que vivir -o sobrevivir- en un mundo cada vez más vacío de valores sanos. un mundo donde la competitividad por todas las cosas será lo que prime por encima de otros valores, como la solidaridad o el respeto.

Y lo lamentable es que los que deberían enseñar a las futuras generaciones esos valores, ya no saben como hacerlo; Están tan contaminados y tan 'metidos' en el sistema, que ya ni aciertan a comprender que hay algo que estamos haciendo rematadamente mal.

Lo peor de todo esto, a mi juicio, es que aún siendo conscientes -no todos, claro- de este problema, no hacemos nada por cambiar algo. Permanecemos casi siempre impasibles ante situaciones que requerirían una acción directa, asumiendo que las cosas son así y poco se puede hacer.

Pero yo no puedo compartir esa idea, ni asentarme en esa pasividad perniciosa, adormecedora de los sentidos. No puedo permanecer impasible observando como un chico está tomando un camino erróneo con su actitud. O ver como alguien abusa sistemáticamente de otros por considerarlos inferiores. O permitir que se maltraten animales bajo ningún concepto ni justificación...

Y entonces me pongo a reflexionar, a pensar en qué puedo hacer yo para cambiar algo alguna de esas situaciones. Porque creo que siempre hay algo que se pueda hacer... Quizás no pueda cambiar el mundo, pero si mi forma de percibirlo...

No me sirve de nada escuchar al enésimo profeta -a través de internet, claro- de la "new age" vendiéndome el cambio de conciencia de la humanidad. Entre otras cosas porque eso era algo que tenía fecha de caducidad, que ya ha pasado...

No hay cambio de conciencia colectiva, ni el nacimiento de una nueva era ni nada que se le parezca, por mucho que me quieran convencer de que la alienación de trescientos planetas -cosa que me pilla demasiado lejos- va propiciar ese cambio en la humanidad. Muchos, con tanto mirar al horizonte, han perdido la perspectiva real, la de sí mismos; La única verdaderamente cercana...

Hay una condición humana, que solo podemos cambiar desde la conciencia individual de cada uno, desde la comprensión del sentido profundo del respeto hacia la vida. Y solo desde esa atalaya, podemos hablar luego de conciencia colectiva o global. Solo desde esa comprensión y sabiduría podemos llegar a creer en la recuperación de valores. En la hipotética modificación de la realidad que todos creamos...

No olvidemos que la sociedad no es una entidad real, sino que está compuesta de individuos inter-dependientes. Debemos primero poner orden en nuestra mente, en nuestros pensamientos y las emociones, y solo entonces, podremos dar el siguiente paso: trasladar eso a nuestro entorno más inmediato... familia, amigos, etc... Ahí empieza la sociedad... pero el cambio comenzó en lo más profundo de nosotros, de manera individual.

Desde estas premisas, hay que poner de nuevo en valor los sentimientos y pensamientos positivos, como el amor incondicional, el respeto, la solidaridad, la compasión, el compromiso real, etc.

Si nos preocupamos tanto de mantener un cuerpo sano, vamos al gimnasio, a la peluquería, nos embadurnamos en potingues y queremos aparentar una belleza y salud envidiables, ¿Porqué no nos preocupamos también de limpiar y cuidar un poco nuestra mente?... ¿Simplemente porque no se ve?... esto es una tontería, pues todas nuestras acciones físicas externas son solo el reflejo de lo que somos interiormente...

Las acciones y las actitudes positivas hay que generarlas desde nuestro interior. Nada de esto lo podemos encontrar fuera.

Hay que ponerlas en práctica en cada acción, en cada gesto, en cada palabra y pensamiento. Y hay que hacerlo ya, sin más dilación... No nos queda tiempo...

¿Creen que seremos capaces de concienciarnos de ello y cambiar realmente nuestros hábitos nocivos?...

El instante presente, el único que nos sirve realmente... ha pasado ya... no hay vuelta atrás...



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