sábado, 24 de agosto de 2013

La ética del Kung-fu

Lamentablemente, hoy en día, la mayoría de gente que acude a una escuela a aprender Artes Marciales, lo hace sin tener muy claro qué buscan, y que quieren conseguir a través de ello. Ni siquiera se plantean si el Arte Marcial elegido, realmente les sirve para los propósitos que creen tener. Es relativamente fácil mantener la ilusión durante algún tiempo, en algo que en apariencia nos atrae por sus expresiones o manifestaciones externas. O que nos hace creer en algo que no es verdad, y que, con tal de no reconocer nuestro error o fracaso, cerramos los ojos para no verlo. Nos identificamos con ello, con el objeto de no ver la cruda y a veces, desagradable realidad. Ni siquiera nos paramos a reflexionar, si el estilo que practicamos, aparte de sernos útil para la vida cotidiana, lo practicamos de verdad correctamente y en todas las facetas que le son inherentes. Porque es lamentable encontrarse con alumnos, que tras años de prácticas, aún se ponen nerviosos, o se quedan bloqueados, con la mente en blanco, o discuten tus decisiones, o bien desprecian tus consejos. Es una pena ver alumnos así, que piensan que lo saben ya todo, y que la filosofía y el entrenamiento duro, extremo e interior, está desfasado y es inútil. Lo penoso, no es ya que existan este tipo de alumnos, porque podría muy bien ser una opción de vida, pero lo malo es que se convierten en Instructores que pretenden enseñarle el mismo estilo que ellos no conocen en profundidad, a terceros.
                ¿Qué sucedería a una persona así, que tras años de prácticas, pierde el control de si mismo ante una simple demostración pública de su arte, si la cosa fuese en serio y estuviese en juego su vida? .... ¿qué capacidad de supervivencia tendría un alumno que es incapaz de forjar su espíritu, de expresar su Kung-fu en un simple examen?... ¿Y qué puedo esperar de un alumno, que cuando se le requiere para que haga algo, una demostración, o que muestre lo que sabe hacer, pone toda clase de pegas y excusas, o te dice llanamente que no? Ese alumno no se da cuenta que está representando a su Maestro y a su estilo. ¿No se da cuenta que avergüenza a su escuela y su Maestro?...Y luego, por las circunstancias que sean, que en muchas ocasiones suelen ser banales, dejan la práctica, suelen buscar toda clase de excusas para justificar su fracaso. Todo vale, excepto reconocer nuestro error, o nuestra incapacidad para el Kung-fu. Lo que en realidad significa nuestra incapacidad para conseguir algo con esfuerzo, con tesón y voluntad. Aquí entran en juego la importancia de los valores. O los tienes o no los tienes…

                Y todo esto es aplicable a la vida real; a los estudios, al trabajo, a las relaciones sociales, a la vida de pareja, etc. Analiza con seriedad esto que digo, y verás como llegas a la conclusión de que, en el fondo, todo es lo mismo: todo funciona bajo las mismas pautas de conducta y su comprensión. Entonces cobra un profundo sentido toda la filosofía inherente al Kung-fu Shaolin. Porque estaremos hablando de equilibrio (interior), de reacciones (sentimentales), de fuerza (de voluntad), de instinto (de supervivencia), de paciencia, de tolerancia, de flexibilidad (de pensamiento), de reflejos, de control (de emociones), etc.

No hay comentarios: